El pasado lunes tuvo lugar la Gala Memoria Azul en el Teatro Filarmónica, donde se entregaron los premios a los mejores jugadores del Real Oviedo en todas las categorías. Uno a uno se fueron presentando a todos los equipos de las categorías inferiores del club azul, desde los benjamines al Vetusta y entregando dos premios por equipos, el Premio a la Deportividad y Premio al Compañerismo, este último entregado por votación entre los compañeros de equipo.
Intercalando entre los premios a las categorías inferiores se iban dando a los jugadores del primer equipo. El primero, Trofeo Armando Barbón a la mejor promesa, recayó en Matías, que se encontró con la sorpresa de tener que dirigirse al aforo. Lo solucionó con un discurso escueto en el que afirmo estar muy orgulloso de recibir el premio y de jugar en el Real Oviedo. Continuó la entrega de premios a las categorías inferiores y el siguiente del primer equipo en recibir un premio fue Juan Luis que se llevó el Trofeo Pedro Alberto a la superación. Gran ovación para el centrocampista que visiblemente emocionado no fue capaz de articular palabra y abandonó el escenario sin dirigirse al público asistente.
Llegó así el tercer bloque de entrega de premios, los equipos seguían subiendo al escenario y se seguían entregando premios. Aquí fue donde me tocó subir a mi. Como estaba más pendiente de intentar oír a los presentadores quien entregaba el premio, no recuerdo cual fue el que entregué, creo que el Trofeo al compañerismo del cadete B.
El siguiente de los premios "grandes" fue el Trofeo Coveisa al jugador de mayor calidad, que se llevó, como no, Curro que quizá fue el más babayu de cuantos recibieron el premio ya que se negó a hablar haciendo como que el también lloraba y abandonó el escenario como alma que lleva el diablo. Creo que la afición del Oviedo se merece unas palabras. Feo gesto.
Por último como colofón a la gala, con la primera plantilla al completo en el escenario habló el mister, con un discurso un pelín largo, en el que lo único que saqué en claro es que le gusta este equipo porque huele a hierba, lo que levantó ligero murmullo y risitas de algunos que no estaban pensando precisamente en el prao, entre ellos Curro que apenas podía contener las carcajadas (igual la yerba era de él). Tras las palabras del mister, se hizo entrega del último premio, el Trofeo Petr Dubovsky al Mejor Jugador de la temporada pasada. El ganador estaba claro, Diego Cervero. Este si respeta a la afición y si habló largo y tendido ganáandose la ovación de la tarde.
El último en hablar fue el presidente, con más rollo aún que el mister y como final de fiesta la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo interpretó el Himno de Asturias, que está muy bien, pero digo yo, ¿no pegaba más acabar con el himno del Real Oviedo?
En resumen, gran gala que resultó todo un éxito y que esperemos que se perpetúe en el tiempo.
Acabamos la noche, como no, en el chiringo de las peñas, disfrutando de unas cervecitas.
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