Vamos a hacer un poco de memoría, recordando las tres últimas fases de ascenso jugadas por el Real Oviedo desde que cayó al infierno de la Tercera División.
La primera fue en aquella fatídica temporada del 2003. Tras empezar la liga con 6 puntos menos y con el ACF intentando suplantarnos, el Oviedo se alzaba con el título de la mano de Antonio Rivas, tras una gran temporada con un equipo hecho a prisa y corriendo, pero que siempre estará en nuestro corazón azul. Nunca olvidaremos a los Luismi, Merino, Aldeondo, Cervero, Fran Cuetara, Rafa Ponzo, Yoyo, Kily, etc. Pero uno sobre todos, el añorado Armando Barbón, fallecido en accidente de trafico y recordado desde entonces por todo el oviedismo. Un chaval que decidió seguir en el Oviedo a pesar de todo.
Al finalizar la liga llegó el momento esperado por todos, el momento de comenzar el retorno al futbol profesional. En la primera eliminatoria, nos tocó en suerte el Avila, primer desplazamiento masivo y victoria en el Adolfo Suárez por 1-2 con goles de Darío y Luismi. Con el 0-0 de la vuelta, el Oviedo certificaba el pase a la final y se jugaría el ascenso frente al Arteixo.
De nuevo la afición se movilizaba y llenaba el campo gallego en una nueva demostración de apoyo y fidelidad.Pero todo ese apoyo no fue suficiente. El Oviedo jugó una segunda parte desastrosa, y el Arteixo se llevó la victoría por un pírrico 1-0, que dejaba la eliminatoria cuesta arriba para los azules. De todas formas la confianza era máxima y nadie dudaba de que en el Tartiere se levantaría la eliminatoría.
Y llegó la hora de la verdad y también la primera gran decepción. El Tartiere lució sus mejores galas para llevar al equipo en volandas y conseguir remontar la eliminatoria. El Oviedo sale sin prisas y prácticamente tirá la primera parte que finaliza con empate a cero. Tras la reanudación, a los 55', Darío Aliaga marca el primero para el Real Oviedo. Estabamos más cerca de 2ª B, pero lo peor estaba por llegar. Tras el gol de Dario, dos contraataques ponían al Arteixo por delante en el marcador y la desolación invadía el Tartiere. Todo parecía perdido, pero aquel equipo no se daba por vencido y entro al campo Cervero para marcar el empate a dos en el minuto 81. El campo se convirtió en una olla a presión cuando Granada hacía el 3-2 cuatro minutos después. Quedaban cinco minutos y un gol para salir de Tercera, el equipo se volcó contra la portería gallega, la afición ya había saltado al campo incapaz de controlar la tensión. En esos cinco minutos más el descuento se sacaron varios corners, pero ninguno fue rematado a la red y con el pitido final el Tartiere se convirtió en un mar de lagrimas.
En la retina de todos está grabado como la afición levantaba y consolaba a los jugadores en el campo, cuando los más desconsolados eran los propios aficionados. Pero ese gesto, sirvió para que todos nos levantaramos y encararamos la nueva temporada en Tercera que se avecinaba con más fuerza y más oviedistas que nunca.
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